Personalmente, creo que se me da bien desempeñar el papel de apoyo. He desempeñado este papel muchas veces como miembro del consejo, voluntario y también como personal. Creo que se me da bien trabajar para mí mismo. Me gusta la autonomía: no tengo que rendir cuentas a nadie más que a mí. Pero trabajar en círculo con otros no es ninguna de esas dos cosas, sino un poco de las dos, con algunos elementos añadidos. Pero más que esos elementos, es una práctica de atención plena. Porque eso es lo que se necesita para poder verme a mí mismo: mis puntos fuertes y mis puntos débiles. Y, ugh... la parte difícil: ser capaz de comunicarlos.
Suelo decir cuando enseño mindfulness que probablemente sea más necesario para las cosas que hacemos habitualmente, pero también es más difícil de aplicar en esas situaciones. Ayuda explorar la atención plena en situaciones en las que no nos sentimos del todo cómodos. Ámbitos en los que no lo tenemos todo resuelto. Menos mal que el liderazgo compartido no es algo a lo que estemos acostumbrados. Practicar el liderazgo compartido requiere que uno evalúe cómo se presenta, cómo mantiene las relaciones y qué significa rendir cuentas.
Estoy aprendiendo a tomar la iniciativa cuando se me pide y a mantener esa responsabilidad. Estoy aprendiendo a comunicar mis necesidades. Aún me queda mucho por hacer. Estoy aprendiendo a no limitarme a apoyar el trabajo desde un segundo plano o a ir por mi cuenta y hacerlo, sino a mostrarme vulnerable y consciente de mis carencias con un equipo que me apoya más de lo que puedo expresar aquí.
Gracias, señor.
