En las conversaciones que giran en torno a la autodirección del trabajador, ésta es una de las preguntas más frecuentes que surgen, explícita o implícitamente: "¿Tu trabajo es más lento?"
Hemos empezado a analizar nuestras asignaciones de tiempo. Por término medio, calculamos que invertimos colectivamente al menos 20 horas semanales en labores de gobernanza. Este es el tiempo en el que juntos funcionamos como codirectores ejecutivos. En una forma de verlo, es la mitad del tiempo que nuestra organización invertiría en una sola persona que trabajara 40 horas semanales como Director Ejecutivo centralizado. Cuando nos damos cuenta de que, para ser eficaz, un Director Ejecutivo centralizado también necesitaría tiempo para solaparse con el personal, atrayéndolo hacia sus responsabilidades de gobierno, el porcentaje de tiempo dedicado por un WSDNP se reduce a menos de la mitad.
Otra cuestión es el ritmo de trabajo. A falta de datos concretos para hacer una comparación, yo diría que tal vez sí parece más lento. No en el sentido de obstaculizado, sino en el de deliberado e intencionado. En una WSDNP, el tiempo en los círculos se dedica a practicar la democracia en el lugar de trabajo.
Como resultado de esa práctica, nos sentimos más informados individual y colectivamente, más identificados con las decisiones tomadas y más comprometidos con ellas, compartimos más nuestro trabajo y recibimos más apoyo, y nos sentimos menos tensos y agotados por la desalineación y el descontento. Frente a todos estos beneficios, contar y comparar las horas es una forma inadecuada de evaluar si somos más lentos. Cuando me preguntan: "¿Su trabajo es más lento?", mi respuesta suele ser "quizá", seguida de un ejemplo de cómo nuestro trabajo es mejor. Nuestro modelo WSDNP me está llevando a considerar que las medidas de eficiencia centradas estrictamente en el tiempo empleado pueden ser menos relevantes que una consideración más amplia de la eficiencia de una mayor eficacia.
"Las relaciones se mueven a la velocidad de la confianza; el cambio social se mueve a la velocidad de las relaciones". -Atribuido a Stephen Covey