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Todos damos forma al viaje compartido

por Susan Grove

Liderazgo compartido. Poder compartido. Alguien me preguntó recientemente qué controles y equilibrios tiene el modelo WSDNP para garantizar que el poder se comparte. No tenía una respuesta preparada. Reflexionando, puedo intuir, no una respuesta, sino pistas que surgen de algunas de las formas más profundas y sutiles en que este modelo funciona en la práctica. 

18 meses después de reestructurar e iniciar nuestras prácticas democráticas en el lugar de trabajo, me anima descubrir que la propia estructura facilita las prácticas. Estoy seguro de que es posible reforzar las prácticas democráticas dentro de una estructura jerárquica, del mismo modo que es posible remar o nadar contra corriente. Es posible, pero más difícil. Reestructurarse en un WSDNP fue como invertir la corriente, para que la estructura fluya en la misma dirección que lo que queremos practicar. Mucho más fácil. Practicar la democracia en una jerarquía también es opcional... cuando ir contra corriente se vuelve demasiado agotador para la autoridad, puede simplemente invertir el curso e ir con la corriente. Hay una salida. Moviéndonos con la corriente nosotros también podemos cansarnos, pero no tenemos vuelta atrás... es la única manera de avanzar. Lo que sí podemos hacer es tomar la decisión democrática de dirigirnos a la orilla del río para hacer una pausa y recuperar juntos el aliento. 

Imagina que en lugar de estar en un río, estamos conduciendo por la carretera. Todos los trabajadores están en el viaje y pueden dar forma a las respuestas a las preguntas: ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Cómo llegaremos hasta allí? También determinamos colectivamente, de forma dinámica: ¿Quién guiará el viaje? Porque no basta con llegar al destino previsto para hacer un buen viaje por carretera. Un viaje por carretera gratificante y memorable implica que los viajeros se turnen en la conducción; en la navegación; en la expresión de necesidades y/o deseos de parar por el camino; en la decisión de cuándo y dónde reponer fuerzas; en compartir aperitivos, historias, canciones, etc. El compromiso de cada viajero de contribuir a estas diferentes funciones es una metáfora del liderazgo compartido. Podemos seguir ensayando respuestas nuevas y diferentes a la pregunta de quién desempeñará qué funciones. Resulta estimulante que la pregunta nos invite a ser más conscientes de nosotros mismos y de los demás. La pregunta nos invita a una comunicación transparente y al crecimiento. Yo puedo conducir 8 horas seguidas siempre que sea de día, pero mi colega duerme fácilmente en un coche eléctrico iluminado por el sol y puede hacernos avanzar en la oscuridad y la tranquilidad de la noche. Uno de nosotros puede poner una banda sonora relajante en los atascos, otro puede poner ritmo a la música para mantener nuestra energía en los tramos llanos de la carretera. 

En un modelo de liderazgo compartido, tenemos mucho poder colectivo. Durante el verano, participamos en un taller sobre la construcción de la equidad racial en el que se plantearon preguntas para ayudarnos a centrarnos en las partes de nuestra institución en las que tenemos poder discrecional. ¿Se trata de la planificación, la presupuestación, el personal, la elaboración de políticas o las prácticas? Podemos responder afirmativamente en todos los ámbitos. Todos tenemos voz en todos ellos. Tener voz requiere que cada uno de nosotros esté dispuesto a influir y a dejarse influir. El hecho de que la toma de decisiones dependa de la influencia y no de la autoridad fomenta cosas hermosas, como: dar y recibir, pasar a veces a liderar y a veces a apoyar, y cuidar nuestras relaciones, lo que incluye reconocer cuidadosamente las tensiones y afrontar los conflictos. 

Así pues, los controles y equilibrios no funcionan tanto en el sentido en que solemos pensar en ellos, es decir, como una especie de auditoría externa. Creo que los controles y equilibrios funcionan dentro de nosotros y entre nosotros. No compartir bien el poder conduce a cosas que percibimos y notamos, como tensiones en las relaciones de trabajo, desequilibrios en los círculos o dinámicas malsanas. Sabemos que el trabajo que nos importa y con el que estamos comprometidos sufrirá si no intentamos reequilibrarlo. Este modelo nos ayuda a tener el valor de estar dispuestos a ejercer influencia y tener voz.

Artículos y reflexiones personales del equipo de GWI sobre su vida y su trabajo en común.

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