Aprender un nuevo modelo de gestión de nuestra organización, que incluya la adopción de políticas, el establecimiento de prácticas que apoyen nuestro trabajo conjunto de forma constructiva y la negociación de las funciones de los miembros del equipo de forma que se respeten los dones e intereses individuales, así como las necesidades de la organización, supone un gran esfuerzo. Un cambio tan radical en nuestra infraestructura nos ha obligado a aumentar el alcance, la profundidad y el volumen de nuestro compromiso mutuo. Antes de la transición, las reuniones de todo el equipo se celebraban por videoconferencia. Aunque estas reuniones eran productivas y ayudaban a mantener cierto grado de conexión, se producía un fortalecimiento espontáneo, quizá cargado de oxitocina, de nuestro equipo cuando estábamos en compañía física. Como equipo, ahora tenemos reuniones en persona más frecuentes, de media jornada o de jornada completa, con el fin de disponer de las condiciones óptimas para ocuparnos del trabajo que tenemos por delante.
Además, debido a la mayor concienciación en torno a una cultura de trabajo no jerárquica, hemos adoptado prácticas recomendadas durante nuestras reuniones que nos ayudan a animar a todos los miembros del equipo a hacer aportaciones en cada reunión. A medida que avanzamos en el orden del día de nuestras reuniones, nuestro proceso suele consistir en dar vueltas en círculo, dejando espacio para que cada miembro del equipo formule preguntas aclaratorias, ofrezca reacciones y respuestas, formule objeciones y dé su consentimiento a las decisiones. A veces, este proceso nos ha parecido un poco artificial, y hemos tenido que ayudarnos mutuamente a recordar estas nuevas prácticas para no volver a caer en el hábito de mantener discusiones que fácilmente podrían volverse tangenciales, o favorecer a los miembros del equipo que son naturalmente más verbales en un entorno de grupo. Pero estamos dispuestos a ser disciplinados en esta práctica porque sabemos que tendremos más éxito en el cumplimiento de nuestra misión si apoyamos la expresión de las voces de todos los miembros del equipo y cultivamos nuestra capacidad de escucharnos unos a otros.